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Bienvenido al blog de Julia Jiménez Hens

miércoles, 1 de julio de 2015


Qué duro es dejar atrás ciertas etapas y comenzar otras. Qué duras las pérdidas... perder amigos, perder almas gemelas, perder relaciones, perder instantes, perder amores, perder personas... Qué duros los miedos, qué dura la soledad. Qué duro también entender que hay gente que se va de tu vida porque quiere irse y gente que se va porque no sabe cómo quedarse. Qué duro perderse en uno mismo pero qué duro a veces, también, encontrarse. Qué duro es en ocasiones aprender a abrir los ojos y afrontar la realidad... porque quien mira hacia fuera, sueña; pero quien mira hacia dentro, despierta. Qué duro a veces hablar de sentimientos y mostrarlos. Qué difícil a veces expresarse. Qué duro también abrirse y mostrar la vulnerabilidad propia. Qué duro comprender y aceptar que erramos a menudo, a diario, que muchas veces hacemos las cosas bien pero otras tantas veces las hacemos mal. Qué duro a veces entender que lo nuevo no acaba de nacer hasta que lo viejo no acaba de morir... Pero recuerda dos cosas: el cambio es una puerta que sólo puede abrirse desde dentro; y no se puede desatar un nudo que no se sabe cómo está hecho.
Hay que aprender, hay que crecer, hay que entender que en nuestra humanidad reside nuestra vulnerabilidad. Hay que comprender que madurar emocionalmente significa aceptar que erramos, que nos equivocamos, que nos perdemos, que nos caemos y que lloramos. Y no hay que ocultarlo ni tener miedo a mostrarlo, porque nadie ni nada nos exige ser perfectos, porque sólo tenemos que ser humanos. Hay que dejar volar, fluir, y aprender. Hay que pedir perdón, siempre que sea necesario (y siempre es necesario), y también saber perdonar. Hay que liberarse y dejar ir; porque una herida solo puede hacer dos cosas: abrirse más o cicatrizar y sanar, pero ambos procesos son dolorosos.
“Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.”
Estoy creciendo, estoy aprendiendo a aceptarme, a mi y a mis sentimientos. Estoy entendiendo que soy responsable de muchas cosas, pero también estoy aprendiendo a eliminar las culpas.
La responsabilidad asusta, pero es la que nos permite ser dueños de nuestra propia vida; y aunque hay dolor en el aprendizaje, también hay belleza en ello. Y no permitiré, nunca, ni por un segundo, que mis heridas me transformen en algo que no soy... porque si borrara los errores de mi pasado, borraría la sabiduría de mi presente.
Estoy aprendiendo, estoy creciendo... es la vida misma y aún me queda mucho por entender y madurar.
Y es que a veces es mejor aceptar verdades que duelen y luego sanan, que inventar mentiras que consuelan y luego nos matan.
"Cuando puedas contar tu historia sin derramar lágrimas sabrás que por dentro te curaste".

martes, 30 de junio de 2015


Todos estamos unidos en nuestras diferencias.


El adulto es un niño que cambió jugar por juzgar.


“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quintaesencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta.
Tu padre. ( Albert Einstein)”

domingo, 21 de junio de 2015


Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.
 Eckhart Tolle 

Alcanzar la sabiduría emocional


Pensamientos, miedos, aspiraciones, dudas, complejos, envidias, sueños que cumplir, lamentaciones y emociones, un cúmulo de desordenadas emociones. Las personas somos un conglomerado de todo esto y mucho más. Una complejidad maravillosa que nos hace ser  valientes y a instantes, también vulnerables. Dualidades complejas en la cuales, creemos tener en control de nuestras vidas, y, sin embargo, nunca dejamos de tambalear como barcos a la deriva.
¿Seremos capaces alguna vez de alcanzar un equilibrio, una necesitada sabiduría emocional que nos haga comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás? Es difícil, lo sabemos. Todo un reto donde cada día habremos de indagar un poco más en nosotros mismos para alcanzar un conocimiento completo de lo que necesitamos y lo que somos.
En esta vida nerviosa llena de responsabilidades y problemas, apenas tenemos tiempo para escuchar nuestra propia voz. Son muchos los ecos que nos llegan. Palabras que nos ordenan. Obligaciones laborales y personales que nos inoculan el estrés y la ansiedad, esas enfermedades modernas que no curan las aspirinas ni las duchas calientes. La verdadera cura a muchos males actuales se encuentra a veces en nosotros mismos, en saber encontrar ese punto de equilibrio en el cual, una mañana decirnos en voz baja y orgullosos “hoy soy feliz, hoy me siento bien”. La sabiduría emocional tiene mucho que ver con ello
¿Cómo lograr alcanzar la sabiduría emocional?
Escucha a tu cuerpo más que a tu cerebro: 
Tu mente te abrirá cada mañana de inmediato la agenda del día: debes hacer esto y aquello. Debes llamar a tal persona, debes ir aquí, olvidarte de esa otra cosa porque no vas a tener tiempo. Nuestro cerebro es a veces maquiavélico y nos empuja como un motor aeronáutico hacia lo que se supone que debemos hacer.
Pero ¿qué dice tu cuerpo? ¿cómo te sientes? ¿te ves con fuerzas para levantarte de la cama? ¿sufres de muchos dolores de cabeza o musculares? Tal vez te esté indicando algo. Y es posible que llegue un instante en que a pesar de que tu cerebro te diga “adelante”, tu cuerpo te dirá “no puedo”. De ahí que sea básico que sepas escucharlo, porque las emociones se atenazan silenciosamente en él, en ese estómago lleno de nervios, en ese miedo que tensa tus cervicales… escúchalo.
Acepta lo que sientes: 
Nunca disfraces tus emociones con máscaras para disimularlas. No te reprimas, no te calles, no te guardes… disimular nuestros sentimientos como si no ocurriera nada nos irá fragmentando por dentro y en silencio. Emociones disimuladas que preferimos enterrar para aparentar que estamos bien o que no nos han hecho daño, es algo realmente peligroso para nuestro equilibrio. La sabiduría emocional llega con la aceptación de lo que somos, y lo que sentimos en un momento dado.
Haz lo que te haga sentir bien:
Tan sencillo y tan difícil. Hacer lo que sintamos y no lo que debamos. Es algo complejo sin duda, pero en la medida que podamos es esencial que busquemos siempre este fin. Hacer aquello que nos sea gratificante y que nos enriquezca, que nos haga sentir útil, es básico para nuestro desarrollo personal y emocional. No importa que por ejemplo, te pases la vida haciendo cosas por los demás, no es al resto del mundo a quien debes demostrarles algo, es a ti mismo. Porque la verdadera felicidad empieza siempre en la propia interioridad. Si estás feliz y satisfecho con lo que eres y aquello que haces, entonces serás capaz de aportar también bienestar al resto.
El cambio como oportunidad para madurar:
La vida es cambio. Es ir subiendo escalones, ahí donde encontrar la energía suficiente para asumir nuevos retos y realidades. La finalidad será siempre alcanzar tu propio bienestar. Atiende todo aquello que hay a tu alrededor, siente, escucha, aprende… un espíritu flexible que sabe adaptarse y que se enfrenta al mañana con optimismo, es una persona valiente que no teme a los cambios.
Desarrolla la empatía:
Para desarrollar una buena empatía, primero, hemos de ser capaces de escucharnos, de saber qué dicen nuestros sentimientos y emociones. Solo cuando seamos capaces de entendernos a nosotros mismos, también seremos capaces de leer en las emociones ajenas, comprenderlas y hacerlas nuestras. Acercarnos más a los otros y ponernos en su punto de vista para hacer las distancias más estrechas y la realidad, menos complicada.



Quien mira hacia fuera, sueña; quien mira hacia dentro, despierta” 
Carl Gustav Jung.

La asertividad es la manera que tienes de comunicarte para poder expresar lo que sientes y crees, realizar sugerencias de manera honesta y sobre todo, defender tus derechos.
Pero... ¿cómo ser más asertivo?

Elimina la culpa: Los pensamientos negativos o la falta de comunicación pueden estar basados en el hecho de sentirse culpable. “Que mal amigo soy, como no voy a ayudar a Juan a pintar su piso”. Cambia por una visión más positiva: “Merezco el fin de semana para poder estudiar y descansar”.
Recuerda que nadie puede leer la mente: Bueno, quizás haya personas que sí, pero en general, no. Los demás no tienen la bola de cristal para saber lo que te ocurre. La única manera de que se enteren es… ¡Que tú se lo digas!
Defiende tu verdad: No todo lo que expreses será la verdad absoluta (que para muchos no existe), sino que estarás protegiendo lo que a ti te pasa… ¡Y eso ya es mucho!
Sé concreto: No te vayas por las ramas, di las palabras justas en el momento adecuado.
No olvides que la asertividad tiene un efecto sobre tu autoestima, porque te estarás respetando a ti mismo. Lograrás también que los demás lo sean contigo.

“La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dicey lo que uno hace están en armonía”
Mahatma Gandhi

Busca oportunidades para hacer frente a los cambios


Había una vez… un viejo campesino, el cual cada día andaba largos kilómetros para recoger agua de la que era la fuente más cercana, y transportarla a sus allegados. El hombre caminaba cada día portando a sus hombros dos vasijas, apoyadas sobre un palo.Las vasijas, al igual que él, no era inmunes al paso de los años, y también habían ido envejeciendo y deteriorándose con el paso del tiempo.Una de las vasijas había resultado más castigada con los continuos viajes del hombre y hacía tiempo ya que se había agrietado, lo que hacía que perdiera cada vez más agua en los trayectos. Cierto día, “la vasija agrietada” le dijo al hombre:– No sé si te has dado cuenta de que hace ya un tiempo de que tengo grietas y que no sirvo para mucho… Mientras la otra vasija hace largos y largos kilómetros llevando toda la cantidad de agua que le echas, yo sin embargo pierdo cada día más de la mitad del agua por el camino. Creo que lo mejor para ti sería que me abandonaras y me cambiaras por otra vasija que hiciera la labor que tú te mereces.El hombre se paró, dejó con delicadeza las vasijas en el suelo y le dijo a la vasija agrietada:– ¿Tú te has podido fijar en lo que ha pasado desde que te empezaste a agrietar hasta la fecha de hoy? ¿Te has fijado en el camino que juntos hacemos cada día?La vasija se quedó pensativa por un momento y, resignada, contestó:– No, yo solo sé que no sirvo para nada pues no soy capaz la única función que SE SUPONE que tengo. De verdad pienso que deberías cambiarme por otra.El hombre la miró fijamente y le dijo a la vasija:– Escucha atentamente, vieja amiga. Cada día, desde que te empezaste a agrietar por el lado derecho de mi hombro, por todo el camino que juntos recorremos, planté unas semillas, que como podrás comprobar no sólo me alegran el paseo cada día con los colores y olores que desprenden las plantas, sino que además han dado sus frutos y me permiten a mí y a otros recogerlos y llevar alimentos a nuestras familias.¿Y gracias a qué? ¿Sabes a qué? Gracias al agua que tú misma has ido derramando por el camino. Debes estar orgullosa de lo que eres.Las cosas hay que cambiarlas en la medida que se pueda y sobre todo, buscar oportunidades para hacer frente. Eso, es lo que he hecho yo contigo. Debes estar orgullosa de quién eres y de qué hemos conseguido a pesar de las adversidades. Nada más.
Espero que aprendas una lección: las cosas que no funcionan como antes, no se deben abandonar y dejar de lado porque ya no sean como esperamos. 
Con este cuento podemos ver cómo en ocasiones nos sentirnos mal por algo que no es como antes, porque nos creemos inútiles o incapaces de afrontar situaciones y problemas, debilitando así nuestra autoestima.
Hay que darse cuenta de que todos pero ABSOLUTAMENTE TODOS tenemos defectos pero también muchas virtudes. No debemos compararnos para lamentarnos, sino mejorar lo que tenemos o lo que somos y sacarle partido a las adversidades.
Un buen nivel de autoestima nos ayuda a afrontar todas estas situaciones y no caer en los derrotismos. Es entonces cuando podemos decir que hemos aprendido de la vida y que estamos preparados para hacer frente a las adversidades. 

jueves, 18 de junio de 2015


Lo siento, pero tú no eres mi felicidad. No, no lo eres y por eso me libero. Me niego a poner mi vida emocional en tus manos. Si tú fueras mi felicidad, tu ausencia sería mi acabose y viviría en el filo de la navaja. No quiero intentar adueñarme de ti, ni va conmigo, ni me interesa.

¡Qué pesado es hacerse cargo de la dicha de otro! ¡Qué tarea tan difícil, por no decir imposible! Prefiero respirar por mí misma, andar sin muletas y ser como soy. No quiero pertenecerte, ni que tú me pertenezcas. Andemos juntos, si queremos, si nos apetece, a cualquier lugar, pero no seamos “el uno para el otro”, por favor.

Todos tenemos un amor para toda la vida: nosotros. Solo cuando yo me ame sin restricciones, sin inseguridades y sin complejos lograré hacer lo mismo contigo
Nadie puede amar por ti, ni crecer por ti ni sonreír por ti ni respirar por ti. Solo tú tienes el poder de salvarte y de crear un amor saludable, esa es la mayor dicha del mundo.

Texto adaptado de Walter Riso

domingo, 14 de junio de 2015

Cuando alguien juzgue tu camino, préstale tus zapatos.
Lo más probable es que haya proyectado en ti sus propios defectos, sin antes, haberse puesto en tu lugar con respeto y humildad.
Habitualmente, son las personas con una baja autoestima las que más juicios equivocados suelen emitir. Cuando una persona no se acepta a sí misma de modo incondicional, tampoco puede aceptar a los demás de la misma forma. Es rígida, perfeccionista y enjuicia de un modo casi arbitrario.

Antes de juzgar, deberíamos aceptarnos a nosotros mismos de modo incondicional con nuestros defectos y nuestros talentos. Cuando alguien trabaja en su perfeccionismo y en la aceptación de sí mismo, eleva su autoestima, y será entonces, cuando cambiará su forma de relacionarse consigo misma y con el resto del universo.
Antes de decidir sobre la vida de los demás, deberíamos tratar de indagar y corregir sobre la nuestra. Recordemos que para poder amar y ayudar a los demás, necesitamos aprender antes a amarnos incondicionalmente a nosotros mismos.

Recuerda: Nadie puede dar lo que no tiene; y es siempre más fácil ver los defectos de los demás que los propios, pero esto es sólo porque es más sencillo detectar en los demás un indicio de lo que ya hay en nosotros mismos.

sábado, 13 de junio de 2015


Si borrara los errores de mi pasado, borraría la sabiduría de mi presente


Todo lo que soy hoy, es gracias a aquello que hice y a lo que no. A mis éxitos, pero también a mis fracasos. Y quizás, más a estos últimos que a los primeros.

Descubre la
oportunidad
escondida.

Huye de las certezas, acepta los imprevistos


Mantén el equilibrio y sé el mástil de tu propia vida, porque eres tú esa persona en la que siempre debes confiar en primer lugar, tú quien debes resolver tus propios miedos y llenar tus vacíos. No amarres a nadie a esa obligación, a tener que solucionar tus cosas o a ser el esclavo de tus expectativas por miedo a decepcionarte en algún momento.
Deja que te quieran en libertad y sin sometimientos, permite que hagan cosas por ti si así lo desean, y si no lo hacen, no los sanciones ni te hundas, déjales ser como quieran que sean. Sé tu como quieres ser, aprende  andar por el mundo con seguridad y con madurez, construyendo tu propia felicidad con respeto a los demás. 
Espéralo todo de ti y vive en armonía con los demás.

Establecer unas expectativas muy altas en quienes nos rodean, es también un modo de coacción, casi una obligación moral a que cumplan nuestros deseos. Es un modo de vetar sus libertades, cuando en realidad, de quien debemos esperarlo todo es de nosotros mismos.
Siempre será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen con plena libertad y con voluntad propia. Si hacen algo por nosotros es porque así lo han querido desde lo más profundo de su corazón, y como tal, lo agradecemos, pero si no lo hacen, no es algo que deba preocuparnos u obsesionarnos.
Es de nosotros mismos de quien hemos de esperarlo todo, tú quién debes ser capaz de resolver tus problemas sin “someter” a otros a dicha obligación, tú quien debes afrontar tus miedos y no proyectarlos en los demás…

domingo, 24 de mayo de 2015

Trust in your intuiton... Eyes closed can see more than a blind mind.
La madurez emocional es aquella que sabe avanzar por sus propias pérdidas, que ha aprendido del desapego y que a su vez, concibe las dificultades como experiencias de aprendizaje.


Hemos de tomar conciencia de que la vida, no es un sereno paseo donde la felicidad está siempre garantizada. La vida en ocasiones duele, y debemos aceptar la frustración, la pérdida y cada uno de los duelos. Porque todos ellos, son caminos hacia una necesitada sabiduría.

viernes, 22 de mayo de 2015


Hay una infinidad de hermosura detrás de nuestras inseguridades, detrás de eso que nos cuestionamos y que nos hace enfermar de miedo.Somos lo que pensamos y, con estas creencias, nos ponemos un disfraz que impide que el mundo nos vea tal y como somos. Pero hay veces que incluso el resto de la gente ve lo maravilloso que tenemos dentro antes que nosotros. Y cuando sacamos a la luz nuestros complejos, ¿qué vemos?Lo importante es el alma. Lo que está debajo de la ropa. Lo invisible. Eso que tiene su lugar más allá de la simple vista. La verdadera belleza es la interior, la única que no perece, la única que no se puede arrebatar y que solo se puede ver cuando se mira con los ojos del alma.Es esa que no se mide por lo que podemos apreciar a simple vista, pues la verdadera belleza es una actitud. Vivimos preocupados por las apariencias, por no resultar estrafalarios y por no desentonar ante los convencionalismos que nos aprisionan. Eso es lo que no nos permite mostrar al mundo nuestro esplendor.Pero la realidad es que no existe en el planeta un maquillaje que consiga embellecer un corazón feoUn interior hermoso se construye amando la vida y deshaciéndonos de las ausencias y de los sentimientos negativos. Se constituye engrandeciendo nuestro mundo interior, haciéndolo más extenso, eliminando la comodidad emocional y coleccionando motivos propios.Una actitud mental positiva crea más milagros que un cambio de imagen.
Sé suave, no dejes que el dolor te endurezca. Crea tu propia belleza, una que no se pueda definir con palabras y cultívate con los pequeños detalles. La clave está ahí, dentro de ti.

martes, 19 de mayo de 2015


Tenía primavera en los labios.

"La chica de la imagen en ocasiones me recuerda enormemente parecida. No debería extrañarme, pues me usé de modelo. Sin embargo, en ella permanece todo aquello de lo que siempre me he sentido orgullosa y que en multitud de ocasiones pierdo de vista.

Es una muchacha con una alegría vital desbordante; sólo de oírle decir todo lo que es capaz de hacer una se siente cansada. 
Tiene unos ojos vivos, una sonrisa viva, una voz dulce y una gran capacidad de amar. Es fuerte, es inteligente, luchadora y cuando tiene un objetivo firme, no hay nada capaz de hacer que se rinda. También es leal, valiente y desprendida. Siempre puedes contar con ella, aunque en ese momento ella no pueda contar consigo misma.

Pero la mujer real que hay detrás no es siempre así. La mujer real a veces se queda sin fuerzas, a veces se rinde, a veces no sonríe y a veces sus ojos llorosos delatan una voz quebrada que te rompe el corazón. En ocasiones siente el suelo tambalear bajo sus pies y cuando la tierra se abre y empieza a caer, se puede oír una débil voz de socorro.
La mujer real es eso: real."
Anónimo.



Ella no solo besaba, 
le daba bocados al tiempo 
que manejaba a su antojo.

Hacía mis días cortos 
entre sus manos, 
y eternos con las esperas.

Ella no solo besaba, 
ella mordía mi futuro 
en cada beso,

y lo sabía.
Macondo.

domingo, 17 de mayo de 2015


Me estoy reponiendo por mí misma, tratando al cuerpo con muchísimo amor, cariño, suavidad, respetando mi sensibilidad. He aprendido que mi sensibilidad debe ser respetada por mi misma en primer lugar. Porque también somos un cuerpo y de su bienestar depende la calidad de nuestra experiencia vital.
Los sistemas naturales de sanación y regeneración de nuestro organismo sólo se activan cuando estamos relajados. Cuando algo activa nuestra respuesta de estrés todos los mecanismos de renovación y curación de nuestro cuerpo quedan disminuidos, al igual que nuestro sistema inmune, y nuestra capacidad de asimilar los nutrientes. Es por esto que he entendido que si lo que sana mi cuerpo es una respuesta de relajación, no puedo agredir a mi cuerpo en modo alguno, ni tampoco sobreestimularlo. Sin embargo, todo lo que tiene que ver con la suavidad, con el cuidado, con el amor, con escuchar al cuerpo, con fluir con la vida... eso es lo que me mantiene viva, sana y feliz.
Crear ese espacio en el que, de manera natural, nuestro cuerpo y mente puedan reorganizarse de una manera más saludable y tender de nuevo hacia el bienestar, la paz y el equilibrio.
La confianza en los otros no debe hacer que desconfíe de mi propio criterio, de mi intuición y de los mensajes que mi cuerpo me envía, puesto que yo soy la única autoridad en mi vida.
¿Existen lugares de mi vida en los que estoy confiando más en la voz de los demás que en mi propia voz? ¿Estoy confiando mi bienestar a otros en lugar de escuchar la voz de mi propio cuerpo? ¿En qué lugares de mi interior estoy siendo violenta conmigo misma?
Y una vez que me planteo estas preguntas, paro, me escucho, y trato de tomar conciencia... toca hacer de este conocimiento algo real en mi vida pasando a la acción, porque la toma de conciencia sin acción no cambia nada. Abandonar hábitos, costumbres y entornos que hacen daño con la promesa de que lo hago por mi salud y por mi bien.

Date permiso para cuidar de ti con una amabilidad y un amor que te sorprendan. Disfruta y emociónate queriéndote y mimándote, porque tú eres tu posesión más valiosa.


La humanidad está inscrita en un sentimiento profundo de insatisfacción. Nacer y morir ofrece sufrimiento, recordar el pasado y los errores cometidos nos somete a un desasosiego continuo.
Las personas solemos establecer unos apegos poco saludables con todo aquello que nos rodea. Nos aferramos a los bienes materiales e incluso a otras personas fomentando nuestros propios egoísmos, nuestras propias vulnerabilidades.
Los apegos desmedidos generan en la humanidad pasiones dolorosas, venenos que nos enferman y debilitan. Nos aferramos a cosas transitorias y quedamos heridos cuando las perdemos.
Todo lo que piensas, haces e incluso declaras en voz alta, genera un resultado en ti y en quienes te rodean. Porque todos somos un todo, porque tú no estás ajeno a ese equilibrio.
Para acabar con tu sufrimiento o insatisfacción, debes ser consciente de tu propio talento para hacer el bien. Entiende que eres capaz de sanarte a ti mismo, y que a su vez, puedes ayudar a los demás.

jueves, 7 de mayo de 2015


 Los tontos esperan el día de suerte, pero cada día es una suerte.

Buda.


Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando apartas los ojos de la meta.
Henry Ford. 



Sólo hay una manera de evitar la crítica: no hacer nada, no decir nada, y nada.
Aristóteles. 



"He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Es por eso que tuve éxito."


 Esfuérzate por no sólo tener éxito, sino más bien para ser de valor.

Albert Einstein.


No esperes; nunca va a ser el momento oportuno. Comienza en cualquier lugar, por cualquier medio que puedas tener a tu disposición que encontrarás en el camino.
Napoleón. 




Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, en cualquier caso siempre tendrás razón.
Henry Ford.

lunes, 4 de mayo de 2015




Hasta avergonzar a todos los Marqueses de Sado,

Hasta enrojecer las putas de la bahía,
Hasta hacerle gritar gracias a todos los ecos,
Hasta hacer temblar los muros de Jericó,
Te quiero amar.

Hasta prender infiernos en tus ojos,

Hasta enrabiar todos los truenos de Dios,
Hasta estremecer los senos y todos los Santos,
Hasta rezar y suplicar nuestras manos,
Te quiero amar.

Te quiero amar.

Como nadie jamás te amó.
Te quiero amar.
Más allá de lo imaginado en tus sueños.
Te quiero amar. Te quiero amar.

Te voy a amar

Como nadie jamás se atrevió amarte.
Te quiero amar
Así como me hubiera tanto querido ser amado.
Te quiero amar. Te quiero amar.

Hasta envejecer y avergonzar la noche,

Hasta llegar el día quemar la luz,
Con la pasión y hasta la locura,
Te quiero amar, te quiero amar de amor.

Hasta rendirlos y hacer cerrar nuestros ojos,

Hacer sufrir nuestros cuerpos hasta morir,
Hasta volar nuestras almas al séptimo cielo,
Creerse muertos y aún hacer el amor,
Te quiero amar.

Te quiero amar

Como jamás nadie te amo.
Te quiero amar
Más allá de lo imaginado en tus sueños.
Te quiero amar. Te quiero amar.

Te quiero amar

Como nadie se atrevió amarte.
Te quiero amar
Así como me hubiera gustado ser amado.
Te quiero amar. Te quiero amar.



La práctica hace al maestro


La práctica te hace profesional de algo. La práctica te convierte en experto. Pero…¿Sabes qué practicas realmente en tu vida cotidiana?
Hace unos días me estuve haciendo esta pregunta, y me di cuenta de que a menudo estamos practicando cosas como la impaciencia, el estrés, la rabia, la frustración, la tristeza, el enfado, vivir con el botón automático, etc.Practicamos el miedo tantas veces al día, practicamos la duda. Y practicamos el no creer en nosotros mismos. Practicamos el vivir como un hámster en una rueda, corriendo, corriendo sin parar dentro de la rueda, pensando que vamos hacia algún sitio y agotándonos sin llegar a ninguna parte.Practicamos el posponer lo que nos haría bien. Practicamos el priorizar, el trabajar sobre el vivir, el hacer sobre el ser. Practicamos el no dormir, practicamos no cuidarnos. Practicamos dejar a un lado el amor, practicamos ver la televisión y llenar nuestra mente de malas noticias. Practicamos rechazar nuestro propio cuerpo, criticarnos a nosotros mismas.Por supuesto también practicamos cosas buenas. Pero eso no me preocupa. Son prácticas maravillosas y te harás una maestra en ellas.
En cuanto a éstas no tan buenas o francamente negativas, pregúntate: ¿Quizá practicas la falta de armonía, la tensión, el caos cotidiano? Porque en todo lo que practiques te harás una experta. Todo lo que practicas se hará cada vez más fuerte en tu vida, irá ocupando espacio, ganando terreno. Practica cada día, en cada momento, para y practica, crea unos hábitos.
Y aquí nos caemos todos, por inercia. No hacemos esto conscientemente, lo hacemos sin darnos cuenta, porque es una práctica extendida en nuestra sociedad. De la misma manera en que los adolescentes empiezan a beber porque es lo que ven alrededor, o a fumar para sentirse más mayores, nosotros también hemos ido imitando y aprendiendo de los adultos anteriores todas estas prácticas. Hemos pensado que era lo normal. Pero no es lo natural.El ser humano, como todo organismo vivo, está creado para acercarse a lo bueno, a lo que le da bienestar, y alejarse de lo que le causa sufrimiento. Sin embargo, en nuestra cultura algunas elementos se han distorsionado y vivimos enganchados a esas emociones.
Pero ahora tienes la oportunidad de pararte, de abrir los ojos y decidir que tú no quieres seguir por ese camino. Que quieres caminar por una senda que te lleve a la felicidad. Tú eres quien dirige tu camino y tu vida, tus marcas los pasos, cuando cambias tu actitud se abren nuevas oportunidades, nuevos caminos. Reclama ese tiempo para ti. Ocúpalo de antemano en algo que te haga feliz.
Todo lo que practicas terminará por ser tu propia vida.
Anónimo.