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Bienvenido al blog de Julia Jiménez Hens

sábado, 1 de noviembre de 2014

Ser vulnerable no es ser débil. Al contrario. Todos somos vulnerables, pero pocos son los que se atreven a mostrar esa vulnerabilidad. Reconocerse imperfecto y con miedos denota una entereza y una seguridad que pocos poseen. Sólo una persona firme, sabia y madura puede permitirse conocer su propia vulnerabilidad, aceptarla y dejar que se sepa.

La persona débil oculta su debilidad, evita los ataques erigiendo defensas para protegerse y luego poder huir. Una armadura pesada siempre esconde un carácter débil.

Sin embargo, aquel que sabe, y sabe que sabe, y sabe que los demás saben que sabe... sólo ese muestra sin miedo su ignorancia, en vez de tratar de disimular un error con falsos pretextos. Sólo el que está suficientemente seguro de sí mismo es capaz de ser abiertamente vulnerable.

Ser vulnerables quiere decir confesar sentimientos, admitir que no somos indiferentes a la alabanza o al desprecio, a la comodidad o a la molestia, al éxito o al fracaso; quiere decir revelar el mal humor así como el bueno y saberse y declararse víctimas de la envidia y el enfado y el desánimo y la ansiedad.


Ser vulnerable quiere decir confesarse humano.



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