Es curioso el sentimiento que me invade al pasear sola, al caer la noche, por mi ciudad el día de Navidad. Un skyline apagado, sin luz, pero que brilla con intensidad por el cariño de las familias y amigos reunidos. Calles frías, hogares calientes. Una ciudad aparentemente dormida, pero más despierta que nunca. Despierta de ilusión y de sonrisas. Comercios cerrados, pero los brazos bien abiertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario