¿Qué había ocurrido? Sólo sabía una cosa: estaba a salvo. Sabía que podía pisar esa cuerda durante mil años y no volver a tenerle miedo nunca. Sentí tanta gratitud y alivio. El mundo entero podía acercarse a esa serpiente, gritar, salir corriendo, tener infartos y asustarse de muerte, pero yo podía quedarme a su lado sin miedo y divulgar las buenas noticias. Podía entender el miedo de la gente, ver su dolor, escuchar sus historias sobre por qué la realidad es una serpiente, y sin embargo no habría forma de que pudiese creerles o asustarme de esa cuerda. Había llegado a la simple verdad: la serpiente es una cuerda.
No importa cuán asustado estés o cuán miserable te sientas, lo importante es que empieces a cuestionar los pensamientos que hay detrás de tu infelicidad. Hay algo que estás tomando por una serpiente de cascabel y que en realidad es una cuerda. Las confusiones sobre las relaciones son todas variaciones del mismo miedo: que no vas a sobrevivir o a ser feliz sin la aprobación o el amor de otra persona, o que si no estás trabajando veinticuatro horas al día para agradar a tu jefe, esposa o colega, las cosas se derrumbarán. Hay una forma distinta, menos desesperada y más sencilla, para conseguir el amor.
La realidad es siempre más amable que las historias que nos contamos sobre ella.
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