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Bienvenido al blog de Julia Jiménez Hens
viernes, 27 de diciembre de 2013
miércoles, 25 de diciembre de 2013
lunes, 23 de diciembre de 2013
Me he desprendido de infinidad de cosas, no os podéis hacer una idea... de hecho he dejado el armario semi vacío. O semi lleno, mejor dicho... porque afortunadamente tengo con qué llenarlo.
Me parece tan sano y enriquecedor el ejercicio de preguntarse a uno mismo "¿realmente necesito esto?, ¿quién sería yo sin la absurda creencia de que necesito todas estas cosas... tal vez alguien más pleno, más libre y más feliz?, ¿podría serle más útil a otra persona?"
Tenía tantas cosas que no me ponía o que no utilizaba... y es tan liberador desprenderse de ello...
Es absolutamente comparable a quitarse un peso de encima. No necesito todo eso. No, no y no. Y no necesito consumir más y más para ser cada día más feliz. ¡No!
Es una revelación interior, una afirmación de tu alma, una negativa a permitir que cosas tan banales te roben energía.
Cosas acumuladas a las que a penas doy uso. No las necesito. No me aportan nada. Cedérselas a gente que realmente las necesita... eso sí me aporta algo: FELICIDAD. Pero no una felicidad ligada a un gesto de bondad o altruismo, no. Esa clase de felicidad es tan sólo una anestesia para el alma, un premio de consolación, un "Ya he cumplido por hoy, he hecho algo bueno... ¡a seguir gastando!". Se trata de un felicidad asociada al concepto de responsabilidad social, de moralidad, de empatía.
Como ser humano que soy, con todas mis necesidades básicas más que cubiertas, debo ayudar a los demás si está en mi mano... porque esa es mi responsabilidad y mi deber, porque hay ciertos mínimos morales que como seres conscientes y sociales que somos, no debemos olvidar nunca.
Desprenderse de cosas innecesarias significa liberarse. Todo lo que necesito para ser feliz está realmente dentro de mi. Ser feliz es una actitud, una forma de vida y de ver las cosas, una forma de entender el mundo y la naturaleza. Un sensibilidad especial, un amor extraordinario por lo vivo.
En el momento en que ligamos la felicidad a cosas externas, a objetos materiales o a la mera sensación de "necesitar" a alguien para ser feliz... estamos caminando en el sentido equivocado, buscando en la dirección errónea.
La felicidad es un estado del alma que sólo puede alcanzarse desde la gratitud y la simplicidad, desde el arte de saber disfrutar de los maravillosos momentos que nos brinda la vida.
La felicidad es un saber dar gracias por todo cuanto tenemos, y no una carrera por acumular cosas en la búsqueda de todo cuanto erróneamente creemos necesitar.
Limpiar mi armario y desprenderme de todo lo viejo para darle una mejor vida me ha llevado a limpiar mi mente y mi conciencia, y desprenderme también de ideas absurdas y consumistas que se asientan en nuestra mente de manera tan común y automática en nuestra sociedad.
Desprenderse, liberarse, simplificar y dar las gracias.
jueves, 24 de octubre de 2013
lunes, 21 de octubre de 2013
Algo gélido y espeso discurre entre las paredes de mi cráneo mientras mi corazón se encoje y busca el consuelo de una melodía conocida. ¿Dónde están las flores que imaginé?
Resbalan lágrimas cargadas de miedos, anhelando liberarse de un cautiverio en vida.
Tiembla el mundo con su energía y yo siento que hoy no es el día, ni tampoco el mundo... que ya no vibra.
Busco entre mis tejidos una ápice de amor, una esencia de lo que un día fue compasión... y espero mientras vuelve el tren de los recuerdos que me sitúa exactamente donde empecé.
Cuesta arriba.
Resbalan lágrimas cargadas de miedos, anhelando liberarse de un cautiverio en vida.
Tiembla el mundo con su energía y yo siento que hoy no es el día, ni tampoco el mundo... que ya no vibra.
Busco entre mis tejidos una ápice de amor, una esencia de lo que un día fue compasión... y espero mientras vuelve el tren de los recuerdos que me sitúa exactamente donde empecé.
Cuesta arriba.
Con pendiente.
Estoy aprendiendo y eso, a veces, duele tanto...
viernes, 18 de octubre de 2013
No todas las personas interactúan de la misma manera ni en los mismo niveles.
Hay personas que viven a un nivel muy físico, muy biológico, y para ellas lo más importante será satisfacer los impulsos básicos: el hambre, el sueño, el sexo, la seguridad física. Son personas a las que lo que más les importa es poseer cosas ("vales en función de lo que tienes"); esto es, se mueven principalmente en el plano físico material.
Para otras, el objetivo en la vida es obtener placer, es decir, se mueven básicamente en el plano sensorial, "me gusta, no me gusta", "quiero o no quiero"...
También hay mucha gente cuya vida gira en torno a las emociones: en amar o ser amado, o necesitan sentir ira, tristeza, alegría desbordante, miedo... para sentirse viva. Se mueven en el plano emocional.
Otros humanos se rigen por el plano intelectual. Su máxima sería "pienso, luego existo", y en ellos el continuo mental no deja nunca de funcionar. Son esas personas que cada día, al levantarse, leen el periódico al desayunar, escuchan las noticias, leen mucho, se informan de todo. Continuamente tienen que estar estimulando el plano intelectual.
Y finalmente las hay que se mueven en el nivel del "karma". Entienden de manera holística el mundo en el que viven; comprenden cómo nuestros actos, pensamientos y palabras interactúan con todo lo que nos rodea, y por ello tienen una visión mucho más amplia y global, conectada con todo.
domingo, 13 de octubre de 2013
El que me indicaba hacia dónde caminar cuando las plantas de mis pies dejaban de rozar el suelo.
El que me indicaba enérgico cuando me desorientaba entre la niebla, cuando mi corazón tiritaba y mi alma temblaba.
Cuando el sueño era confuso y mi mente caprichosa.
Cuando las lecciones eran dolorosas.
Y es que cuando perdí el norte... perdí el miedo.
domingo, 6 de octubre de 2013
Me gusta pensar que no he perdido una pierna, he ganado un muñón.
Cada proceso de pérdida conlleva un duelo, pero absolutamente toda pérdida trae intrínseca una ganancia.
Hace ya un tiempo que pienso así, y no porque sea optimista, positiva... o trate de engañarme anestesiándome del dolor. No.
Realmente estoy convencida de que es cierto. La experiencia me lo ha confirmado.
Cada golpe, cada caída, cada decepción, cada fracaso... todas son lecciones, y de todas he aprendido.
Y cuanto más dura es la desdicha, más valioso es el aprendizaje y mayor la felicidad que brinda en el futuro.
Y cuanto más dura es la desdicha, más valioso es el aprendizaje y mayor la felicidad que brinda en el futuro.
Muchas veces, cuando el duelo está aún presente cuesta ver las ventajas y las ganancias... pero con el tiempo, todo, absolutamente todo nos aporta algo positivo.
No dejes de aprender de cada experiencia.
Agradece cada lección.
Agradece cada lección.
Cuando eres quien eres y confías en ti mismo, ni siquiera un tornado puede acabar contigo. Eres fuerte porque confías en ti, porque sabes de qué estás hecho.
Esa es la esencia del blog... Leopard spots don't run in the rain
Las manchas de un auténtico leopardo nunca se van, por mucho que llueva y truene.
sábado, 5 de octubre de 2013
A veces lo evidente no lo es tanto, y lo virtuoso parece incluso perverso.
Es entonces cuando me quedo ensimismada buscando la esencia de los cuerpos...
la magia vibrante que los caracteriza, la energía que los llena de vida, la chispa de amor que todo elemento entraña.
la magia vibrante que los caracteriza, la energía que los llena de vida, la chispa de amor que todo elemento entraña.
Y es que en mi mundo la esencia es belleza, lo invisible impera, lo impalpable es fundamental... y la sensibilidad reina.
Hay veces que amamos sin pensar y sentimos sin vivir.
martes, 1 de octubre de 2013
Todo el universo es energía. La teoría cuántica lo ha demostrado. Según ella, la materia no es más que energía condensada. Los átomos están formados por uno o varios electrones y por un núcleo compuesto de protones y neutrones. Los electrones no tienen masa, es decir, son energía en estado puro.
Los protones y los neutrones, en cambio, sí la tienen. Sin embargo, cálculos científicos han probado que si uniéramos todos los núcleos atómicos del universo cabrían en la cabeza de un alfiler, lo cual demuestra que la materia, por sólida que parezca, está vacía.
El hecho de que una sustancia nos resulte más o menos sólida es una cuestión de percepción. En realidad, nunca llegamos a tocar nada verdaderamente. Cuando creemos rozar una mesa, por ejemplo, sus electrones y los de los átomos de nuestros dedos no entran en contacto. Si lo hicieran, estaríamos frente a una reacción química, algo que, obviamente, no sucede cuando pasamos la mano por su superficie. Así que la solidez de un objeto no es más que una impresión. Si pudiéramos contemplarlo a nivel subatómico, comprobaríamos que ese objeto, sea cual sea su naturaleza, está formado por ínfimas porciones de masa separadas por enormes espacios huecos. De hecho, cuando algo se nos antoja duro o, por el contrario, blando, lo que estamos percibiendo son energías con diferentes longitudes de onda.
En resumen, tanto nosotros como el mundo que nos rodea somos básicamente energía.
¿No es maravilloso?
lunes, 30 de septiembre de 2013
sábado, 28 de septiembre de 2013
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